14 de mayo de 2015

A 5 años.



No sé qué me sucede. Sabes, te extraño. Te extraño de una manera peculiar... algo específico. Extraño tus ojos. Es decir, te extraño a ti, a ti completa, pero la imagen que me llena es la de tus ojos.


Últimamente estoy muy solo, quiero decir: me siento solo. No puedo quejarme. Quiero decir: no tengo derecho a quejarme. La vida ha sido buena, hago lo que amo, todos los días hay retos nuevos; todo el tiempo estoy en busca de la siguiente gran aventura, del nuevo gran aprendizaje. Sin embargo me siento solo. Ante esta soledad, de repente me encuentro vagando hacia algunos recuerdos. Recuerdos de ti.


Me pongo a ver fotos viejas, fotos contigo, miro tus ojos. Te recuerdo. Te veo y recuerdo estar contigo. Te veo y recuerdo estar bien, pasarla bien, muy bien. Te veo y deseo poder estar así otra vez. Es algo que no tengo, es algo que deseo con toda mi alma y me pregunto si volveré a sentir algo así con alguien más. 


Te veo en fotos, en ratos de ocio, en medio de una escuela enorme que al recordarla me parece que la teníamos completa para nosotros dos. Recuerdo seguirte de arriba abajo, por las escaleras, recorrer los campos, tomar fotos a los gatos, los céspedes, las máquinas, los enormes patios.

En las fotos te ves hermosa. Nunca te lo dije, me parecías hermosa. Me lo sigues pareciendo, conforme más te recuerdo, más bella eres en mi memoria.


En ese entonces te escribí un poema, nunca te lo dije. Le puse de nombre "Polly". Hablaba de ti.


Quizá algún día pueda leértelo.


Quizá en cinco años más, me atreva a leértelo.

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