31 de diciembre de 2008

fragmento de novela

Qué bonito es Puebla York cuando atardece. Se hunde el centro en su inmundicia con las pilas de basura amontonadas en la banqueta. De las ruinas de antiguas vecindades se despiden orgánicos gases de fermentación. En cafecitos y bares la gente observa el tiempo con la calma de una ciudad que nunca es demasiado fría ni demasiado caliente. Las cosas en Puebla son así, la pena es la carencia de gloria, la vanagloria poblana es que aquí no hay grandes penas. Cuando las cosas grandes pasan los poblanos las sobrellevan como una pesadilla que olvidarán cuando despierten.

Imagino a la Puebla de antaño y no puedo ver más que las mismas caras ociosas, aburridas mirando desde los balcones, paseando entre los árboles del zócalo, rezando en la capilla del Rosario.

En Puebla se reza, se va a misa los domingos, luego se mira el futbol en el televisor con un paquete de cervezas. Los lunes se amanece crudo, cansado y desganado; se arrastra uno hasta la parada de la ruta, se arrastra uno hasta el asiento, los tubos de metal huelen a óxido y a la sal de un millón de manos; se arrastra uno cansado hasta la oficina, hasta la tienda, hasta el puesto, hasta la esquina, para hacer lo que sea que los poblanos hacemos y así vemos pasar el tiempo, así se va otra semana. Viernes en la noche es de antros, de pelódromos, de motelazos y Oso Negro. Los viernes se termina el mundo, el poblano escapa a escenarios de fantasía, lugares oníricos que están por siempre desterrados de esos otros días, de esas misas del domingo, de la oficina y de los martes. Desesperada surge la cara oculta de la noche y con una euforia que no es más que el tedio reprimido, revientan las gargantas en los bares y se rasgan vestidos baratos en los parques; y se coge a una puta como se quisiera coger a una virgencita, haciéndole lo que se le quiere hacer a la esposa; se queman los cartuchos, se gastan los cabos y al llegar el sábado no pasó nada. Sin rastros se disuelve la pólvora entre la leche cortada del café matutino mientras se leen los periódicos y la radio escupe su conocida monserga.

2 comentarios:

Amanda dijo...

Gracias por acordarse de uno! jaja
Un abrazo y un beso, y pues ahi está todavía el cafe turco pendiente!

saludos y estamos en contacto!

MUAH!

Anónimo dijo...

Ojalá a ti también te vaya chido este año y sigas haciendo lo que te gusta.
Por cierto,
¡ya saca las chelas pa la banda!
Para que yo vaya de colada, jaja.
¡Un abrazote!