11 de julio de 2006

de primates

El gorila de la montaña se pasea entre el tupido follaje. Inventa una manera nueva de comer hormigas con palillos chinos y de jugar al ajedrez con cocos vacíos. La despistada investigadora pretende comprender por qué lo hace.
Un día, él, después de estudiar a fondo el lenguaje humano, pretendió relatarle su vida e historia. Dibujó con cuidado sobre la tierra húmeda las líneas precisas de un árbol genealógico; escribió los nombres de todos sus antepasados de los últimos cien años. Ella, maravillada, anotó en su libreta: "En verdad me ha acogido, me sorprende que me haya invitado a jugar a escarbar la tierra."

3 comentarios:

Yussel Dardón dijo...

el texto es bueno y revelador, porque en verdad que la naturaleza hace de la ciencia una metafísica. Todo pertenece a un lenguaje que desconocemos pero que intuímos

Zchymczyk dijo...

como dirìa Burns:EXCELENTE

Anónimo dijo...

El ser humano, animal engreído, el único tan tonto como para actuar como si fuera el dueño de la verdad.